martes, enero 16, 2007

Nombres de otro mundo

DE UN NOMBRE ASÍ, UNO ESPERA GRANDES COSAS (EL ANTROPÓNIMO COMPUESTO EN HISPANOAMÉRICA)

Hace unos días entré en el Saga* a poner notas y descubrí que existía la opción de ver la lista de alumnos por nacionalidades. Al margen de otras observaciones, como que hemos recuperado la letra K del alfabeto gracias a la inmigración de los países del Este, la copla con la que me quedé fue con la de los nombres propios que gastan mis alumnos de procedencia sudamericana. Sí, ya sé que todos tienen presentes estos usos gracias a las telenovelas, pero verlos en listado y juntitos, impresiona. Todos, como mínimo, tienen dos. Como máximo, tres. Ahora bien, nada más lejos de los humildes y socorridos José Antonios o Juan Josés de aquí.
Viviana Raquel, Alexis Brandon, Gilda Paola, Brenda Magali, Facundo Martín, Ariana Monserrate, Guzmán Edison, Eunice Gabriela, Nicolás Maximiliano, Mauricio Andrés, Leandro Federico, Marcela Constanza, Bruno Alessandro, Fernanda Elsa, Gastón Marcelo y Evelyn Sofía por poner algunos ejemplos, habrían de ser, desde la cuna, pasaportes al éxito –creo yo-.

OBSERVACIONES

1. Es casi imposible el hipocorístico por acronimia del nombre compuesto. Alebran, Gilpa, Brendamá, Nicomax o Facunmar son combinaciones imposibles, cuando no directamente cacofónicas. Claro que igual se pensó lo mismo de Juanan o de Josemari o de Anabel en su día.

2. Sería de esperar que los progenitores dedicaran a la crianza y educación de los hijos un tiempo directamente proporcional al que emplearon en la elección de sus nombres.

3. Sería curioso un trabajo de investigación acerca de las resonancias literarias, nobiliarias, monárquicas, cinematográficas o anglofílicas que hay detrás.

4. Por aquí, en otros tiempos, existía la costumbre de poner tres nombres de pila (que no figuraban necesariamente en el registro civil). Dos de mis parientes más cercanos ostentan los de Salvador Antonio Mariano y María Josefa Teresa. Obsérvese la diferencia de pretensiones.

En fin, como dijo hace poco una dilecta, a la par que involuntariamente poética, alumna en un examen de Bachillerato: “Los dialectos son modalidades que nacen en una misma geometría”. Y claro, dime en qué geometría has nacido y adivinaré cómo te han bautizado.

Por cierto, de aquí a un tiempo, ya no habrá Marianos.

*La imaginativa de los prebostes informáticos a la hora de nominar sus programas también da de sí; aquí en Cataluña, por ejemplo, tenemos Saga, Phobos o Phantom.
¿Sabrán estos señores que phobos es "terror, miedo, pánico, espanto"? Teniendo en cuenta que así se llama el servidor donde se aloja el aula virtual del centro y que hoy estaba colgado, no sé, me da repelús. Como las bases de datos están en Phantom, siempre pueden decir que ha sido un “poltergeist”. Hombre, como excusa, no está mal pensado.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Julieta,
En la mitología griega, Fobos es uno de los hijos de Ares (Marte) y Afrodita (Venus). Yo creo que los del Departament, instalados en su Olimpo administrativo, pusieron nombre al servidor con la pretensión de ser los dioses que dominan el mundo terrenal de las aulas.

No sabía que estabas de vuelta. Bienvenida.

Anónimo dijo...

Conocí a una dominicana que se llamaba Dorkis y me explicó que en su país no eligen nombres que ya existan, les gusta tener un nombre único, y que Dorkis era creación de su padre.
En Cuba también se busca la originalidad. No sé si conoces la historia que cuenta ese actor tan guapetón que salía en una serie sobre baile. Como sus padres no sabían cómo ponerle y eran tres, de yo, tú y él, salió Yotuel, que no suena nada mal (o será que lo tengo asociado al morenazo). Y mi hermana, al llegar de Cuba, entre otras perlas, me contó que había conocido un Usnavy... ¡Que se llamaba así en honor a la fuerza naval norteamericana!
En cambio los nombres de mi pueblo zamorano de adopción -yo lo he adoptado a él, no él a mí -sí que son castizos: Taurino, Arcadio Sigerico (en serio), Demetria, Tarsila, Pascasio... Aunque, por supuesto, sus nietos tienen unos nombres con menos caché.
Se agradece tu vuelta a la blogosfera, como te haces de rogar, disfrutamos más de tus post.

Ana Romeo dijo...

Hola Elisa, como yo también tengo un pasado, trabajé seis meses en el archivo de hacienda de Zaragoza ordenando rentas por orden alfabético. Y de esa faena apasionante, me quedé con una lista de nombres tremebundos y, mucho más comunes de lo que esperaba: Cayos, Wencesladas y Procopios, por ejemplo. Como para declararse a cualquiera... Igual que a tu Sigerico.

María José Reina dijo...

No hace falta irse a Sudamérica. Sin ir más lejos, mi familia malagueña está llena de Antonios Marianos Jesuses del Rocío, y cosas parecidas.
Cuando comentamos el tema, me dicen que cómo es posible que les pongamos a nuestros hijos nombres que a ellos les suena a "nombres de perro", como Nil, Pol, Marc y compañía.
Cuestión de gustos ...

En cuanto a los del Phobos, "mi Joan" me dio la explicación. Como los técnicos del DE, como buenos informáticos que son, no tienen ni idea de griego (¡faltaría más!) tomaron el nombre del servidor de una luna de Marte (http://www.astrored.net/nueveplanetas/solarsystem/phobos.html)
Sin ir más lejos, el servidor del S'Agulla se llama Neptú.
¡Estos de ciencias! Luego pasa lo que pasa.

Anónimo dijo...

Hola Julieta, qué alegría volver a leerte. Una pregunta, que o me he leído muy deprisa el texto o soy un poco corto: ¿por qué auguras la desaparición de los Marianos?

Ana Romeo dijo...

srg, ¿porque en mis años de docencia -que ya empiezan a ser muchos- no he tenido ningún alumno llamado Mariano?

Anónimo dijo...

Julieta, aparécete.
Demasiado tiempo sin noticias tuyas.
Entre fantasmas y miedos, me da yuyu.
¿No te habrá abducido el final de tu post?